Los estudiantes pudieron conversar con amigos y nuevos compañeros rodeados de un entorno natural.

El aire es fresco y verde y el río Savegre nos recibe, transparente. La Cumbre una vez más nos cobija en lo que será el campamento para JR2 y Seniors del 2022. Los abrigos caminan, las mascarillas sonríen y podemos oír los gorjeos de los pájaros convertirse en carcajadas aladas.

Tres días para ejercer el liderazgo es la meta de este campamento. También para tomar tazas de chocolate caliente humeando en las mañanas, tener conversaciones en susurros al anochecer estrellado, recostar la espalda en una roca enorme y sentir la brisa, sudar y correr tras la bola poniéndole el alma al partido, jugar juegos de mesa en los ratos libres, vencer los miedos lanzándose en la hamaca desde alturas inauditas, trabajar en equipo para resolver ejercicios de ingenio y mucho más. En resumen, disfrutar de la compañía de los compañeros y crecer en el proceso.

 

Cada equipo debía pasar entre las cuerdas sin tocarlas y sin apoyarse en los palos.

En este campamento, acompañé a los estudiantes como profesora guía de JR2. Cuando pienso en lo vivido, múltiples escenas vienen a mi mente, en las cuales algún estudiante vivió el liderazgo en carne propia. Desde el apoyo a sus compañeros cuando se presentaba algún desafío, o para enfrentar algún miedo, hasta la escucha y la cooperación para alcanzar metas juntos, el liderazgo estuvo presente a cada minuto del campamento.

Los estudiantes esperan su turno para lanzarse desde la hamaca, de una altura de 12 metros.

El principal desafío fue ejercer el liderazgo entre pares, al no compartir con los más pequeños como en los campamentos anteriores. Los estudiantes exploraron los 7 hábitos de diversas formas: en la vocación de servicio al lavar los platos y las tazas, en la cooperación al jalar la soga para subir al compañero en El rapto, en la motivación y apoyo para los que se lanzaban desde alturas en La hamaca o en la línea de canopy. Salieron de su zona de comfort en el rally, que los llevó a embarrarse y mojarse en el frío río. Practicaron la sinergia en las actividades que sólo se resolvían con trabajo en equipo como cuando debían pasar a sus compañeros a través de unas cuerdas sin tocarlas, lo cual requería de extrañas coreografías corporales y de apoyo mutuo.

El campamento es una oportunidad de fraternizar con sus compañeros

Cada día significó la prueba del liderazgo, y hubo grupos que claramente pasaron de ser un montón de voces juntas que no se escuchaban, a un coordinado organismo en el cual todos cumplían la meta propuesta. La escucha y el diálogo se fortalecieron a lo largo del campamento.
El aspecto más relevante de este encuentro fue ser testigo de la interacción entre los chicos. La  comunicación cara a cara, en un ambiente no académico, generó expresiones felices y despreocupadas, después de dos años de incertidumbre y cambio abrupto.

Los estudiantes de JR2 y Senior aprendieron habilidades de liderazgo

Después de dos días intensos y ajetreados, pero a la vez calmos; vivimos el cierre del campamento frente a la fogata nocturna.
Mientras estaba sentada al calor del fuego, las risas y cantos de los grupos de chicos llegaban como ecos. Las siluetas de a dos o tres se agrupaban en torno a los marshmallows, en comunión y cercanía. En ese momento, podía darme cuenta de que son estas experiencias las que permanecen en la memoria y dejan huella. En consonancia con la naturaleza, en grupos o solos, los chicos estaban protagonizando las postales de este encuentro.

Texto y fotografías por Alicia Nieva