El sábado 13 de noviembre a la mañana se realizó la primera edición de TOLIS Olympic Games, con participación de los estudiantes de sección B  en Tree of Life International School.

 

Un estudiante de Elementary 2 se prepara para lanzar la bola en el partido de dodge ball.

 

Las actividades consistieron en partidos de dodge ball y actividades de diferentes disciplinas en la cancha (Track and Field), las cuales incluyeron carreras de distancia corta y media, salto de vallas y salto largo, carreras con obstáculos y relevos.

 

 

Mientras los más pequeños disfrutaban del play y de los refrescos y los padres se acomodaban bajo la sombra, los estudiantes se prepararon para el gran momento de mostrar las habilidades adquiridas durante el año. La jornada se caracterizó por el espíritu participativo y la sana competitividad que arrancó sonrisas y gritos de euforia de los chicos.

 

En el fragor de la competencia los equipos perseveran, vale la pena ganar, el que lo logre tendrá una fiesta en la piscina.

 

Luego de este intenso día al aire libre, la profesora Beatriz Rojas Rodríguez, organizadora del evento, escribió esta reflexión sobre esta iniciativa y los objetivos de aprendizaje que la motivaron.

 

 

“Durante el año fuimos aprendiendo varias destrezas físicas, sin embargo, repetir una y otra vez lo mismo puede volverse aburrido. Por ello, decirle a un niño o niña: “vamos a jugar” es simplemente lo más divertido para ellos y nunca se van a negar.

 

 

De todos modos, hay algunas condiciones que deben ocurrir para que se logre su compromiso: el juego debe ser retador y entretenido y, en este caso, que además debe contemplar las habilidades y los objetivos pedagógicos propuestos”, nos cuenta Beatriz. “Fue así como surgió la idea de crear juegos en conjunto con los estudiantes ya que la premisa era que la mejor forma de hacerlos divertidos era que ellos los inventaran.

 

 

Primero, para lograr que el juego cumpliera con los objetivos que se querían lograr se instó a la reflexión, y después de ver las reglas de algún deporte, se les preguntó  a los estudiantes: ¿Qué habilidades necesitamos para ganar este juego?

 

 

Al determinar dichas habilidades ellos después debían inventar un juego que tuviera que contemplar dichas destrezas físicas. Resultaron juegos muy divertidos, creativos y dinámicos que luego querían jugar una y otra vez.

 

 

Después de jugar sus propios juegos, aprender los deportes vistos fue mucho más fácil ya que habían desarrollado las habilidades necesarias como lanzar, atrapar, esquivar, correr, etc.

 

El partido de dodge ball mantuvo concentrados a sus participantes.

 

Una vez que ya estaban practicando los deportes, los estudiantes se sentían cada vez más capaces y con ganas de mejorar, sin embargo, es fácil perder la motivación cuando no hay una meta clara.

 

Las actividades Track and Field incluyeron carrera corta, carrera media, salto de vallas y salto largo, carreras de obstáculos y relevos.

 

El sistema educativo muchas veces se vuelve aburrido porque los profesores tienen que cumplir con ciertos objetivos administrativos que no siempre son transmisibles a los estudiantes, sin embargo, cuando se logra que el mismo estudiante vea un objetivo claro y atractivo es mucho más fácil mantener la motivación.

 

Los estudiantes ponen todo de sí para alcanzar primeros la meta en la carrera corta.

 

Fue así como surgió la idea del TOLIS Olympic Games. El tener un objetivo al final del año y saber que serían vistos por sus padres y  que tendrían la posibilidad de competir contra los demás estudiantes, encendió una llama en sus espíritus competitivos.

 

 

Fue un reto que los estudiantes entendieran cuál era el objetivo final, pues muchos no son tan deportistas o les gusta jugar. Muchos nunca habían tenido la oportunidad de competir en un evento público, además, en medio de la pandemia la interacción social se había perdido mucho y quizá simplemente no era concebible.

 

 

Pero poco a poco fueron sintiéndose más motivados al tener la oportunidad de hacer clases con grupos de edades mayores y ver que todavía tenían mucho que mejorar.

 

 

El principal desafío fue motivar y alentar a todos a querer participar, sin embargo, al final, el día del evento me sorprendió ver a muchos,  -que en clase no son tan participativos -, querer competir en actividades a las que ni siquiera se habían inscrito, viendo el potencial que tenían y lo divertido que era, además de sentir el apoyo de sus padres directo y palpable en el momento.

 

Los estudiantes también realizaron carreras de obstáculos y de relevos.

 

Otro desafío fue crear confianza y motivar a las familias a ir un sábado en la mañana, ya que entre semana no era posible por la cantidad de personas y por las clases del resto del colegio. Al final ver a tantas familias presentes fue muy conmovedor, sobre todo, después de casi dos años de poco contacto.

 

 

Realizar este evento implicó un gran esfuerzo, desde la práctica en cada clase, la motivación a los estudiantes de participar, hasta estar bajo el sol por varias horas, pero ver a los estudiantes felices, disfrutando y el orgullo de sus padres fue el mayor premio conseguido.

 

Muchos destacaron en el salto de vallas.

 

Estoy segura de que en años entrantes ya no se tendrá que motivar a participar. Ellos mismos querrán hacerlo porque fue una experiencia muy linda, divertida y de protagonismo para ellos.

 

 

Espero que esta sea la primera edición de muchas y que cada vez sean más estudiantes y con una proyección a participar incluso contra otras escuelas y en más deportes y disciplinas”.

 

Texto por Beatriz Rojas Rodríguez

Fotografías por Leandro Natale