Por Lidia Loria
Al hablar de Project Based Learning uno se imagina un proceso lineal y continuo, pero la realidad es que al trabajar con niños los procesos cambian, tienen sus altibajos, se transforman y se modifican constantemente.
Este Term trabajamos el tema de hábitats y de animales en peligro de extinción en el grupo de Foundations A. Las teachers visualizamos el proyecto original como la creación de un hábitat a escala real, donde los estudiantes demostraran el conocimiento sobre las condiciones que necesitan los animales para convivir y estar saludables.
Partimos hablando de los dinosaurios (tema que es naturalmente atractivo para los estudiantes), de la razón por la que se extinguieron y del concepto de extinción. Luego hablamos sobre la existencia de animales en peligro de extinción, al igual de las razones por las que están en dicho peligro. Fue una sorpresa para muchos niños escuchar que donde hoy hay casas y edificios antes existían selvas y bosques.
En clase hablamos sobre distintos animales, los estudiantes eligieron sobre cuál querían investigar en grupos pequeños y procedieron a aprender sobre sus hábitats, dietas, características e incluso los retos a los que se enfrentan. Aprovechamos además para ver temas de matemática (clasificación, sumas, restas, conteo, orden de números)y de inglés (buscamos animales con las letras que estamos aprendiendo y los escribimos).
Para profundizar más el tema elegimos 2 o 3 animales por clase, en Foundations A fueron el Panda y el Mono araña, en Foundations B fueron el Panda Rojo, el Oso Polar y la Tortuga Verde. Los estudiantes se volvieron expertos en estos animales, hicieron sus hábitats en papel y utilizando Scratch, los construyeron utilizando cartón y en Tecnología les pusieron motor para moverlos.
El objetivo original fue cumplido con éxito, a pesar de que el producto final cambiara. Las habilidades que los estudiantes adquirieron fueron muy variadas, desde la práctica de la motora fina hasta el entendimiento sobre la realidad global en la que los animales viven.
Fotografías de Leandro Natale